Ensayo: “Titubeante”

Obra teatral de Tomás Pedersen

Occultis
4 min readSep 25, 2024
La Troupe

“Laugh, and the world laughs with you;

Weep, and you weep alone;

For the sad old earth borrow its mirth,

But has trouble enough with its own.” Solitude by Ella Wheeler Wilcox

TITUBEANTE

La última obra de Tomás Pedersen invita a navegar al espectador por las peligrosas aguas de la sátira, pero el espectador no debe temer, porque una vez arriba del barco, se sentirá seguro en las cálidas manos de varios nazis. En un mundo donde lo oscuro se oculta, y se pretende olvidar, esta pieza teatral saca a flote aquello que hay que recordar: Si no hay cuidado, el pasado se repetirá.

La acción transcurre en la Patagonia, mítico hogar de alemanes y tehuelches, que terminarán cruzando sus caminos por un pasado común: Un piloto de avión de la Luftwaffe. Hallado colgado de un colihue por tres hermanas aborígenes, el blanco recupera escasas memorias — ninguna suya — para terminar convirtiéndose en el cacique Tutankamon, y guiar “a su Tribu” hacia la civilización y el autoconocimiento; mientras tanto, surcando feroz las temibles aguas del Nahuel Huapi, un barco lleva a bordo a su pasado. El viento, y una alterada percepción de la realidad los unirá, dando como resultado una obra que de risa lo empapará.

El titubeante

Las embarcaciones llevan por corriente nombres acordes a su eslora, o a su potencia, el Titánico fue en su momento el más grande, y en el caso del barco que da nombre a la obra, la regla se mantiene: El “Titubeante” Un pequeño barco a vapor, hecho grande por quienes lo mantienen a flote. Construido por el círculo alemán de Bariloche para conmemorar la caída del muro de Berlín, el Titubeante hace su viaje inaugural por el lago Nahuel Huapi, y como en el teatro no hay casualidades, quien comanda la opulenta nave de pisos de ébano africano, lleva el nombre del alemán más temido, y el apellido del legendario navío: Adolf Bismarck.

Su capitán

Adolf Bismarck, de espíritu aguerrido al igual que el hombre de quien hereda su nombre el acorazado — el canciller de hierro Otto Bismarck — intenta mantener bajo orden las circunstancias y su mente dañada por la tragedia personal, y un presente poco triunfal en todos los aspectos de su vida, que según él, es producto de una maldición sufrida durante la segunda guerra mundial.

La segunda sátira: El Detectivesco

Si no le parece suficiente con la sátira del tercer Reich, quizás le apetezca la sátira del genero detectivesco, pues Bismarck, paranóico con causas, contrata al detective Wagner, como seguridad para desarticular un posible atentado contra el embarcación, evaluando a aquellos abordo. Wagner, de mucha personalidad y pocas luces, trae consigo a una joven ayudante de poca personalidad y muchas luces, que parece ser la única persona normal, y aquí eso es locura, y como en el mundo real, al loco no se lo escucha; de haberlo hecho, quizás el Titubeante hubiera podido torcer su rumbo, but the show must go on, pues el peligro no es el único conflicto, aquí también hay amor.

El drama amoroso

A bordo se encuentra Juan — “Jurgen” — El mejor tripulante del capitán. Mestizo, mitad aborigen, mitad alemán, y un Casanova sin igual por sus sedosos movimientos, y su actitud espectacular. Intentará conquistar a la soltera más codiciada del barco, la bella Rosa Wolf, pero vivir el amor libremente jamás ha sido tarea fácil; el amor está vedado por el capitán, y por Ruth Wolf, madre de Rosa, y más intimidante que un escuadrón de la SS. Hay que preservar la sangre, dicen los nacionales socialistas, y ser mitad alemán no es suficiente. La mano de Rosa le pertenece al Conde Van Lencesterberger, joven lisiado, principal inversor del Titubeante. Si el amor prohibido ya supone suficiente crueldad, el caso empeora, pues el Conde ni siquiera quiere a Rosa, quiere a Ruth. Para colmo, y goce del espectador, Bismarck también quiere a Ruth. Esto a uno le hace pensar que a todos estos nazis, les hizo falta una madre.

El no drama

Mientras unos sufren a bordo de la embarcación dentro de los marcos de su propia sociedad, en plena naturaleza, el ex piloto, ex nazi, y ahora Cacique Tehuelche Tutankamon disfruta de la vida. Tan cálido en el trato, y tan querido por su tribu de tres hermanas, que uno casi se olvida de su pasado, pero uno jamás lo hace, he aquí el absurdo que logra el efecto de la comedia. Un playboy alemán jugando a ser aborigen, y tres tehuelches eligiendo cambiar sus costumbres por las que Tutankamón cree que realmente son las costumbres aborígenes. Pero esta paz, se verá arruinada. Y ello deberá presenciarlo.

La obra

No es fácil reírse de los temas “sensibles”, en este caso el nazismo y los aborígenes, pero la destreza en crear una circunstancia ridícula, pero orgánica, y el trabajo actoral sin miedo ni prejuicio hace que el espectador pueda superar cualquier barrera. Aquí no hay apologías, la sátira no es otra cosa que la ridiculización. Aquí hay consciencia sobre la historia transformada hábilmente en comedia, sin juzgar a nadie, sino mostrando el absurdo de las ideas, los hechos, y los comportamientos humanos que en el pasado estuvieron a plena luz del día, y que hoy quizás están entre las sombras, esperando a que se abra una ventana. No titubee, vaya a verla, y si se incomoda, chequee su cuerpo, quizás tenga una esvástica.

CLUB DE TEATRO DEFENSORES DE BRAVARD

Guevara 328 (mapa)
Capital Federal — Buenos Aires — Argentina
Teléfonos: 9 11 5159–2357
Web: https://m.facebook.com/teatro.defensoresdebravard/
Entrada: $ 4.000,00 — Sábado — 20:30 hs — Hasta el 05/10/2024 y Del 19/10/2024 al 30/11/2024

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